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El Caldero de la Bruja

ADIÓS, “PIRATA”

Fue hace una semana cuando mi madre me dio la noticia: “Se ha muerto Pantani”. Al principio, lo reconozco, me costó identificarle. Hace mucho que no sigo el ciclismo. Desde que hace años hacía apuestas con mi hermano y nos repartíamos el pelotón, cada uno una parte de los corredores, cuyas victorias eran las nuestras. Luego, a medida que mis horarios se volvían incompatibles con los horarios de las retransmisiones perdí el interés. Más aun cuando empezaron los casos de dopaje y las acusaciones.
Precisamente han sido estas últimas las que han acabado con “El Pirata”, las que le han llevado a la autodestrucción. Un hombre que lo fue todo y que al final de su vida se encontraba solo, totalmente solo. Me parece, además de triste, terriblemente vergonzoso.
Yo no sé si Pantani se dopaba. Lo cierto es que nunca lo creí, ni de él ni de otros muchos. Les admiraba demasiado para creer algo semejante. Además, ¿qué pasa si lo hacían? No, no estoy defendiendo el dopaje. Se trata de algo más complicado. Cada año, en la presentación de las vueltas largas sus organizadores se enorgullecen de sus dificultades: “más puertos”, “más montaña”, “etapas más largas”. Todo en nombre del espectáculo. Y del dinero. Pero se olvidan de que no van a ser ellos los que suban esos puertos ni corran esas etapas. Van a ser otros hombres, más fuertes, más entrenados, pero hombres al fin y al cabo. ¿Habéis pensado alguna vez lo que puede ser recorrer 150 kilómetros en bicicleta? ¿Y 250? ¿Y hacerlo durante 21 días seguidos? ¿De verdad hay alguien que piense que eso se puede hacer sin ayuda?
Quizá sí, quizá haya gente que pueda, que sean perfectamente capaces de hacerlo. Pero llega un momento en que el espectáculo exige demasiado. Y entonces empiezan los problemas, y las acusaciones, y las muertes.
El fallecimiento de Pantani debería obligar a los estamentos deportivos, a todos, a revisar el porqué del deporte, lo innecesario de aumentar año tras año las dificultades a las que se enfrentan un montón de hombres y mujeres que en muchas ocasiones no reciben ninguna compensación a todos sus esfuerzos. O al menos, no la necesaria. Les seguimos, les idolatramos, pero cuando acaba la temporada nos olvidamos de ellos y cuando cometen un fallo, o alguien insinúa que lo han hecho, nos tiramos a pisotearles y les despojamos incluso de lo que se han ganado con su esfuerzo. De su vida.
Sin embargo, nadie nos quitará a nosotros sus triunfos, sus espectaculares escaladas, sus demarrajes. Los devoramos y luego tiramos los restos. Y buscamos otros ídolos a los que exprimir. Quizá forme parte de la naturaleza humana, pero yo hoy me siento en deuda con Pantani, siento que a pesar de que nunca dudé de él, en cierto modo le debo algo, aunque sea un simple gracias por esas tardes estupendas en que me hizo sufrir y disfrutar con su forma de correr.
Así que desde aquí va mi homenaje a un hombre que lo dio todo y no recibió nada. ¡Gracias Pirata!

1 comentario

Er´tato -

Tienes razon tata,a mi tb me puso los pelos de punta,lo que hicieron con ese hombre no tiene nombre,es el segundo gran escalador que cae este en poco tiempo,hace nada el chava se fue de modo similar,y todo culpa de la prensa,ya lo siento,pero es asi,levantan bien alto a la gente para tirarle despues.Con Olano estuvieron a punto,a ver si tu proximo articulo habla de "la prensa,ratas de cloaca"