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El Caldero de la Bruja

ALGUIEN VENDRÁ QUE BUENO TE HARÁ

Parece que ese es el único refrán que se ha cumplido en la elección del nuevo Papa. Si Juan Pablo II era conservador, Benedicto XVI es ultraconservador. O sea, nada de abortos, ni investigación con células madre, ni divorcios ni por supuesto, preservativos.
Confío en que al menos nos permita tener gatos sin que eso suponga ser quemado por brujería. No olvidemos que el nuevo Papa era el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, o lo que es lo mismo, la Inquisición. Que por cambiar el collar del perro no dejamos de tener perro. Y en este caso perro guardián de la peor especie. Vamos, que si tenían problemas de vocaciones en la Iglesia el cambio de Papa no le va a beneficiar en absoluto. Yo me estoy planteando seriamente lo de darme de baja de lo que no es más que una secta cuyas mentiras se han repetido muchas veces. Demasiadas.
Y sin embargo, había que verlo: toda la plaza de San Pedro llena de gente y todos gritando como posesos al oír el nombre del nuevo Papa. Lo curioso es que yo me he quedado con la sensación de que si allí en lugar de estar Ratzinger hubiera estado, no sé, Figo o Jennifer López o Berlusconi o cualquier otro personaje conocido, los gritos hubieran sido exactamente los mismos. Claro, que precisamente contra ello quiere luchar el nuevo pontífice, con la relativización de la religión. Lo va a tener difícil. No hay que ser un genio para comprender que si empiezas a obligar a los católicos a serlo de verdad y cumpliendo a rajatabla con las normas de la Iglesia no tardarán ni un padrenuestro a pedir a gritos que les desbauticen, que nadie les pidió permiso para meterles en la organización.
Menos mal que el hombre ya es mayor y no creo que tardemos otros 26 años en vivir escenas como las de estas dos últimas semanas. Claro, que igual la próxima, por conocida, no despierta tanta expectación como ésta. Debo reconocer que yo no me imaginaba que la elección de un Papa supondría tener a tantos enviados especiales de todos los medios desplazados a Roma, ni tantas horas de televisión dedicadas a un acontecimiento tan anticuado en sus formas... y en sus fondos.
Y todo para que al final los pronósticos sólo fallaran a la hora de buscar alternativas a Ratzinger. Hay que fastidiarse.
Ahora sólo habrá que ver si los presentadores se acuerden de su nombre y no se pasen los próximos seis meses hablando del Papa Juan P...Benedicto XVI.

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