OTRO QUE NOS DEJA
La primera vez que oí hablar de Peter Ustinov fue en el instituto. La profesora de inglés nos puso una cinta con su voz para que intentáramos saber quién era. Entre las pistas mencionó que era actor y tenía orígenes rusos. Yo recuerdo que no le entendía nada (las deficiencias en las enseñanzas de inglés). Sin embargo, me quedé con su nombre para siempre.
El lunes nos enterábamos de su fallecimiento. Otro de los grandes actores que abandona el gran teatro de la vida. Cada vez quedan menos.
En el caso de Peter Ustinov, aparte de a mis clases de inglés, siempre lo asociaré a esa maravillosa película que es Quo Vadis? y a su papel en ella. Hacía de Nerón, posiblemente el mejor Nerón que haya dado la historia del cine. Esperemos que ahora que se acerca la Semana Santa alguna cadena la reponga, más que nada para rendir homenaje a un gran actor. Aunque también podrían poner otras: Topkapi (por la que ganó un Oscar), Muerte en el Nilo, Espartaco y así hasta los 50 títulos en los que trabajó.
Sin embargo, Peter Ustinov era mucho más que un estupendo Nerón cinematográfico, incluso era mucho más que un brillante actor. Era un hombre polifacético: políglota, escritor, director, guionista, pintor, músico y gran persona. Embajador de buena voluntad de UNICEF desde 1969, se dedicó especialmente a la infancia, poniendo a veces su labor por encima de su salud.
Tenía 82 años y, en mi opinión, era todavía demasiado joven para morir. O es que, tal vez, como decía Mecano, los genios no deben morir.
El lunes nos enterábamos de su fallecimiento. Otro de los grandes actores que abandona el gran teatro de la vida. Cada vez quedan menos.
En el caso de Peter Ustinov, aparte de a mis clases de inglés, siempre lo asociaré a esa maravillosa película que es Quo Vadis? y a su papel en ella. Hacía de Nerón, posiblemente el mejor Nerón que haya dado la historia del cine. Esperemos que ahora que se acerca la Semana Santa alguna cadena la reponga, más que nada para rendir homenaje a un gran actor. Aunque también podrían poner otras: Topkapi (por la que ganó un Oscar), Muerte en el Nilo, Espartaco y así hasta los 50 títulos en los que trabajó.
Sin embargo, Peter Ustinov era mucho más que un estupendo Nerón cinematográfico, incluso era mucho más que un brillante actor. Era un hombre polifacético: políglota, escritor, director, guionista, pintor, músico y gran persona. Embajador de buena voluntad de UNICEF desde 1969, se dedicó especialmente a la infancia, poniendo a veces su labor por encima de su salud.
Tenía 82 años y, en mi opinión, era todavía demasiado joven para morir. O es que, tal vez, como decía Mecano, los genios no deben morir.
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