Blogia
El Caldero de la Bruja

DOBLE TRAICIÓN

Esta mañana he sido testigo de una conversación que me ha dejado los pelos de punta. Una conversación que me ha demostrado que la soberbia de Aznar y su Gobierno nos puede dejar en herencia algo aun más grave que los muertos: el odio.
Hablaban tres “señores” de la cantidad de emigrantes que hay en España y de que había que echarlos a todos, que empiezan a ser más que nosotros. La pregunta es: ¿quienes son esos “nosotros”?
Soy de las que pienso que el presidente ahora en funciones nunca debió apoyar ese robo a gran escala que constituye la invasión de Irak. Y pienso que no debió hacerlo no sólo porque era injusto e ilegal, sino también porque constituía una traición a nuestra historia y a nuestro futuro. Parece ser que el señor Aznar ha olvidado que la historia de España incluye, entre otras muchas cosas, siete siglos de dominación islámica. Un olvido muy lamentable porque a mí entender esa historia común debe ser (y de hecho es, en algunos casos) la base para unas relaciones cordiales con los países musulmanes. Y tal y como están hoy en día las relaciones internacionales, eso es algo que no se puede echar alegremente por la borda a favor de una alianza temporal con los Estados Unidos (no se puede olvidar que los estadounidenses no tienen amigos, tienen aliados y siempre temporales).
El señor Aznar y sus ministros igual no son conscientes de que la sociedad está cambiando, que cada vez hay más inmigrantes en este país y que esos inmigrantes no sólo tienen todo el derecho del mundo a quedarse, sino que son necesarios para que a ellos les puedan pagar la pensión en el futuro. Intentar usar esa historia y esa cultura común para lograr la integración de los que llegan en busca de una vida mejor debería haber sido una de las prioridades del Gobierno saliente. Pero no, en lugar de eso se dedican a apoyar al enemigo público número uno en su último delito y ya de paso, fomentar un poco el odio entre los ciudadanos de a pie de este país, los que no llevan escolta y no tienen asesores que les digan lo que deben hacer.
Y ahora, cuando ha empezado a correr la sangre y cuando se empiezan a oír los primeros gritos de odio, ya es demasiado tarde para volver atrás, para pedir perdón por lo que nunca debió haber ocurrido. Si en lugar de formar parte del trío de las Azores, el señor Aznar hubiera abogado por la paz y hubiera puesto nuestro país a disposición de aquéllos que prefería las palabras a los tiros, quizás ahora no estaríamos lamentando tantas cosas.
Pero no, el ya Presidente en funciones prefirió pasar a la posteridad que estudiar la Historia, eligió traicionar el pasado y destruir el futuro antes que pasar desapercibido ante el mundo. De momento ha pagado su primera factura. Esperemos que la próxima le duela a él más que a nosotros, a los que nacieron en España y a los que han hecho de ella su hogar aunque hayan nacido en la luna.

0 comentarios