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El Caldero de la Bruja

MÉRITOS E INJUSTICIAS

Debo reconocer que este año he seguido los Juegos Olímpicos con auténtica pasión. Al menos toda la que me dejaba mi trabajo. Creo que nunca había pasado tantos nervios como viendo algunos partidos de nuestras diversas selecciones o animando a Patricia Moreno en la final de suelo. O en ese viaje en coche mientras escuchaba el partido de baloncesto contra Estados Unidos. Claro, que en esa ocasión, además de ponerme nerviosa me agarré un buen cabreo. Hay quien dice que si perdieron es porque se merecieron perder. Supongo que como las chicas de natación sincronizada no ganaron unas medallas que el público consideró que merecían. Y es que yo entiendo que se pueda perder contra un equipo deportivo, es cuestión de méritos. El problema surge cuando el equipo ganador alcanza la victoria con una más que sospechosa ayuda de los árbitros y jueces.
El recuento final dice que España ha conseguido 19 medallas. Y puede que sí, que tenga diecinueve medallas tangibles. Sin embargo, en mi modesta opinión creo que tenemos moralmente alguna más. En el caso del baloncesto es evidente que España ha sido el mejor equipo del torneo. En el caso de la natación sincronizada, el buen gusto y el sentido común dicen que la medalla de bronce tenía sabor español, daliniano, por más señas.
Y es que una de las grandes injusticias de algunos deportes está en la forma de puntuar. No es ético que jueces y deportistas de un mismo país participen en una misma competición. Al fin y al cabo, el dopaje no es la única forma de hacer trampas.
Por lo demás, bueno, yo reto desde aquí a todos los periodistas del país, especialmente a los que en la primera semana ya querían hacer sangre de la falta de medallas, que sean capaces de recordar los nombres de nuestros medallistas. Al fin y al cabo han hecho historia en nuestro deporte, algo que no hacen los futbolistas desde la victoria contra Malta. Y francamente, esa ya nos pilla un poco lejos.
A ver si con un poco de suerte la candidatura de Madrid 2012 consigue que aumenten las instalaciones deportivas de este país. Y no me refiero a los campos de fútbol, sino más bien a piscinas, pistas de atletismo, pabellones deportivos, campos de tiro. Además, claro está, de becas estudiantiles por méritos deportivos. Que una cosa es que se comentan injusticias arbitrales, que las hay, y otra que se exijan medallas a los deportistas de un país en el que practicar cualquier deporte que no sea fútbol es un mérito en si mismo. Sólo por esta razón, todos los deportistas que han estado en Atenas ya se merecen nuestro reconocimiento y nuestra enhorabuena. Lo de conseguir medalla, o diploma, ya es un lujo que no debemos desperdiciar.

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