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El Caldero de la Bruja

LOS GOYA

Ya sé que la victoria de Aménabar y “Mar adentro” daba para algún titular más ingenioso, pero después del maremoto del sudeste asiático la cosa sería de muy mal gusto.
El caso es que no hay mucho que comentar sobre los Goya. La noche fue de Amenábar y de su equipo. 14 bustos del pintor de Fuendetodos convierten a “Mar adentro” en la película más premiada de la historia del cine español. Y además, en la primera en la que todas las candidaturas de interpretación se convierten en premio. Para los que hayan visto la película las razones de tanto premio son más que evidentes. Para los que no la hayan visto, todavía están a tiempo.
Por lo demás, la gala fue corta, lo que ya es de por sí noticia. Pero es que además resultó divertida, entre otras cosas porque no se pretendió convertirla en una sucesión de chistes sin gracia como suele ser habitual.
Sorprendente resultó la presencia de Montserrat Caballé, que aportó frescura y algunos momentos humorísticos, como ese dúo con Resines cantando “Vamos a la cama”. Aunque le faltó algo de capacidad interpretativa, con continuas referencias a la tarjetita con el guión. Pero la idea no fue del todo mala.
Sin embargo, peor resultó esa mala copia de “Deborah Ombres”, que además de no tener mucha gracia salió en un momento inadecuado: la entrega de los premios a la mejor película europea. Después de la perorata de Resines sobre el tiempo y el hecho de que los que iban a entregar los premios no tenían guión, esa imitación de Raquel Revuelta no pegaba por ningún lado.
Para compensar, alguien tuvo la idea de sacar niños explicando algunas de las profesiones del cine. Fue sin duda lo más divertido de la noche y un toque de originalidad. No en vano, la cantidad de premios que se llevó “Mar adentro” le proporcionó algo de monotonía a la noche.
Entre las cosas que no alcanzo a entender es la masiva presencia de actores televisivos entregando premios. Y lo más chocante de todo, la mayoría procedían de la cantera de la privada: Sergi Mateu, Carmen Machi, Jordi Rebellón, Alicia Borrachero o el propio Resines entre otros. Si tenía algo que ver con los premios de interpretación o no es algo que posiblemente nunca se sepa.
Se agradece, por otra parte, el intento (fallido) de acortar los discursos de agradecimiento de los premiados, pero hay que reconocer que es un poco injusto quitarles la oportunidad de dar rienda suelta a su emoción, que en el caso de Tamar Novas fue de lo más evidente.
En definitiva, una gala entretenida y corta en la que no faltó el contenido político o reivindicativo, aunque más tenue que en ocasiones anteriores.

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