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El Caldero de la Bruja

PROMESAS, PROMESAS

Por fin empezó la campaña. Y digo por fin porque después de todos los meses en que hemos estado soportando la precampaña, ahora sabemos que se acerca el final de toda esa sarta de mentiras a las que se llama promesas electorales.
Y es que hay que fastidiarse la de cosas que puede hacer un político cuando todavía no gobierna o cuando lo ha hecho y se acercan de nuevo las elecciones. Yo me pregunto de dónde va a salir el dinero para construir tanta casa de protección oficial y para pagar tantos ordenadores y tantas mejoras en la sanidad pública. Sí, es evidente, de nuestros impuestos. Aunque no sé de cuáles porque también prometen que nos les van a bajar.
De todas formas a mí lo que me tiene con la mosca detrás de a oreja es la promesa de más militares y de más Fuerzas de Seguridad del Estado. Porque lo del dinero, bueno, todos sabemos que al final pagamos los mismos y los beneficios se los llevan los mismos. Pero los militares y los guardias civiles y los policías, ésos son personas. No salen de una fábrica como si fueran los clones de la Guerra de las Galaxias. Si yo, que estoy en paro, no he considerado siquiera la posibilidad de meterme en el ejército o en la Policía, ni por desesperación, ¿qué les hace pensar que voy a cambiar de opinión sólo porque ellos hagan promesas absurdas? Vamos, ni yo ni miles como yo.
El Ministerio de Defensa lleva años intentando convencer a los jóvenes españoles de lo maravilloso que es el Ejército y cada año les toca reconocer que la campaña no ha tenido éxito y se ha reclutado menos de lo esperado. Vamos, que poco a poco se pone a la par con la Iglesia en eso de conseguir personal. Pero ahí siguen, prometiendo más efectivos para todos los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. ¿Y de dónde los van a sacar? ¿De la cárcel? De momento, los inmigrantes que lo deseen ya pueden apuntarse, igualito que en Estados Unidos, mira tú por dónde, que resulta que hasta marines no nacionalizados han muerto en la invasión de Irak. A mí me parece genial, si la gente no tiene trabajo y así ganan para vivir y les gusta, estupendo. Lo que me subleva es que hagan promesas que todos sabemos que no van a cumplir porque da la puñetera casualidad que no dependen de ellos sino de nosotros.
Un político puede aprobar la construcción de carreteras o de nuevos hospitales (que pagamos nosotros, que conste), o nuevas leyes que mejoren determinados aspectos de la sociedad, pero no pueden prometer que miles de personas van a solicitar el ingreso voluntario en el Ejército o en la Guardia Civil porque eso es una decisión personal de cada uno. Por mucho que se decidan a aumentar el cupo de los admitidos para un año, si no hay candidatos, no hay cupo que valga. Ni promesas que se cumplan.
En cualquier caso, tampoco creo que les afecte mucho, ni a ellos ni a nosotros, porque a estas alturas todos sabemos que lo prometido durante una campaña electoral es todo mentira.

3 comentarios

ildara -

Ay, soy yo la que se va de legionaria, no es anónimo. Es que es tarde, estoy sin dormir, ya deliro y ando dejándote anónimos en el blog, marta. Si encuentras alguno más que pueda parecer mío, será mío ; )

Anónimo -

ay, yo me voy contigo roci, de legionarias. Porque no encuentro un trabajo remunerado, ni una vivienda que pueda pagar en menos de 200 años de hipoteca ni nada, así que me iré contigo a disparar cañones. Fraga dijo que si pasaba otro monocasco por aquí le dábamos un cañonazo, supongo que quedaré "pa" eso.

rocío -

De hecho, aquí ya instalaron ayer la "flagoneta de reclutamiento", vamos, la unidad móvil donde intentan convencer a los jóvenes agobiados por tanto contrato basura de que lo mejor que pueden hacer para asegurarse su incierto futuro es alistarse. Al fin y al cabo, si una inoportuna guerra preventiva no te despacha antes, tendrás un sueldo para pagar una de esas viviendas tan asequibles según los señores ministros.
Yo casi que me voy a alistar...pero sólo si me mandan a invadir Perejil con Trillo y Blanquita.