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El Caldero de la Bruja

FUNERAL DE ESTADO

Esta mañana he estado viendo el funeral de Estado por las víctimas del atentado de Madrid. No sé si ha sido por curiosidad, por morbo o por sentir que en cierto modo era mi obligación moral. El caso es que allí estaba yo delante de la tele intercambiando comentarios con mi madre. Comentarios y preguntas, muchas preguntas.
Para empezar, alguien me puede explicar por qué en un país constitucionalmente laico como es el nuestro un funeral de Estado tiene que ser católico. Y más aun teniendo en cuenta que parte de las personas a las que se homenajeaba con dicho acto no sólo no eran católicas, sino que profesaban otras confesiones religiosas. ¿Por qué no se ha celebrado un funeral ecuménico, mucho más acorde con las circunstancias?
Por otro lado, si se estaba homenajeando a las víctimas, ¿por qué no se ha elegido un recinto más grande en el que hubiera sitio para todos los familiares en lugar de reducirlos a cinco por fallecido? Me parece una aberración, un gesto inhumano, que esas personas, rotas de dolor por el brutal asesinato de sus familiares, hayan tenido que decidir en el seno de su propia familia quien iría al funeral. Me parece indignante.
Sin embargo, hay otra pregunta que creo que no dejaré de hacerme nunca. Mucha gente se ha cuestionado estos días si sirve de algo ir a las manifestaciones de repulsa. Evidentemente no se puede conseguir lo que todos deseamos, que es devolver la vida a aquéllos a los que se la han arrebatado tan salvajemente. Pero supongo que servirá para decirles a las víctimas que estamos con ellos, que sentimos su dolor. Y para demostrarnos a nosotros mismos que a pesar de todo sigue habiendo personas en el mundo, que no todos son monstruos y que entre todos venceremos al terrorismo.
Y es al hilo de esta justificación cuando yo me planteo si las palabras que pronunciaba esta mañana Rouco Varela sirven de algo. Si hablar de Jesús y de resurrección y de la otra vida realmente sirve de consuelo a quien acaba de perder tan brutalmente a una hermana, a un hijo, a una esposa, a un marido…
He dejado claro en más de una ocasión en estas páginas que no soy religiosa y que en cierto modo reniego de todas esas cuestiones, así que no sé si realmente sirve para algo tener fe o no. La verdad es que tengo mis dudas porque siempre he pensado que si Dios fuera tan estupendo como nos le quieren vender no permitiría estos atentados, no permitiría la muerte de gente inocente. Y por eso me preguntaba yo esta mañana qué pensarían de Dios todas aquellas personas a las que nadie les devolverá a sus seres queridos. Me he preguntado si en realidad no preferirían seguir teniendo a su lado al hermano, al marido, a la madre, al padre, a la esposa en lugar de seguir esforzándose por tener fe. Una fe que quizá no era la misma para todos y que en el fondo tal vez sea la causa de que todos estuvieran allí.

TERRORISMOS

Lo reconozco, no voy a ser de las que lloren por la muerte del líder espiritual de Hamas, Ahmed Yasin, impulsor de los asesinatos con terroristas suicidas. Es cierto que no estoy de acuerdo con el método empleado (que me parece repulsivo), pero puede que sí con el resultado.
Soy de las que consideran que durante los últimos 50 años, incluso más, a Israel se le han permitido demasiadas cosas. Tal vez fruto de la culpabilidad mundial por el genocidio cometido por el nazismo, tal vez fruto de otras causas. Pero son demasiados años sin que nadie y, especialmente los Estados Unidos, hayan movido un dedo para evitar que Israel esté cometiendo contra los palestinos el mismo pecado que se cometió contra los judíos.
Sin embargo, no puedo sentir la muerte de alguien que justifica los atentados suicidas. Considerar que un joven forrado de explosivos que se inmola en un restaurante o en un autobús llevándose por delante la vida de decenas de personas no es un terrorista es más de lo que puedo soportar. Claro está que tampoco sentiría que a Sharon le diera un infarto o se estrellara con el coche y privara al mundo de su presencia en él. En el fondo, Yasin y Sharon no son más que las dos caras de la misma moneda.
Y eso es lo trágico, dos basuras infrahumanas capaces de convencer a otras personas de que maten y mueran en su nombre y en el de un patriotismo mal entendido. No sé que pretenden los de uno y otro lado de este terrible conflicto, salvo quizá el exterminio de sus dos pueblos. Matar sólo sirve para engendrar odio y del odio nunca sale nada bueno.
Claro, que puestos a entender, tampoco entiendo por qué la comunidad internacional sigue sin hacer nada. Soy consciente de que por ahora los israelíes se han pasado por el forro, con la ayuda inestimable de los Estados Unidos, todas las resoluciones de la ONU destinadas a resolver este conflicto. Pero ya va siendo hora de que el mundo empieza a plantarle cara al “amigo americano” y a actuar sin tener que esperar siempre su consentimiento.
Si seguimos consintiendo los atentados suicidas por un lado y los crímenes de estado por otro, tarde o temprano este conflicto nos estallará a todos en los morros. Y entonces ya no habrá tiempo para recriminaciones. Sólo para lamentarnos de no haber mandado a tiempo a los líderes de uno y otro lado al banquillo de los acusados por crímenes contra la Humanidad. Y a los embajadores estadounidenses ante la ONU con ellos, por apoyar los crímenes de estado israelíes, en lugar de las resoluciones que buscaban la solución del conflicto.

LA PRIMERA SEMANA

Hoy se cumple la primera semana de los atentados de Madrid, los primeros ocho días desde aquella mañana de horror y muerte. Ocho días desde que 13 explosiones marcaran un antes y un después en nuestra historia y puede que también en la del mundo.
Después de esta primera semana vendrá el primer mes, los seis meses, el año…y seguiremos recordando. ¿Quién puede olvidar algo así? Pero la vida sigue y poco a poco se irán espaciando los recuerdos. Del primer aniversario pasaremos al lustro, a la década, los veinte años… Hasta que dentro de 47, 52 o 61 años cuando en Europa se siga conmemorando el día de las Víctimas del Terrorismo y el dolor sea patrimonio exclusivo de los que han perdido al amigo, al hermano, a la madre. Entonces, alguien, probablemente un niño, nos preguntará por el significado de ese futuro once de marzo.
Y entonces volveremos a recordar. No como se hace en los medios de comunicación, de forma aséptica, una fecha más en el calendario de efemérides. No, recordaremos con el corazón en un puño y nuestra mente se llenará de nombres: el de Patricia, la niña de siete meses de la que al principio no se sabía ni el nombre; o Laura, que no llegará a estrenar su nuevo piso; o Kalina y Andriyan, que ya no se casarán; o Mª Carmen, que no podrá dar a luz a su hijo; o John Jairo, que no volverá a celebrar la Nochevieja en Segovia; o el de Sergio, que se convirtió en portada de periódicos de todo el mundo sin haberlo querido, o cualquiera de las 201 personas a las que han arrebatado la vida, o de las miles que han sido heridas, física o psíquicamente.
Todos ellos volverán a nuestra mente y sentiremos por un instante el mismo dolor que durante estos días no nos abandona. Posiblemente una lágrima furtiva se deslizará por nuestras mejillas, compañera de las que se deslizan ahora. Y entonces, quizá con un mucho de suerte, le tendremos que explicar a ese niño lo qué es el terrorismo porque gracias a la colaboración de todos, hace mucho que lo erradicamos.
Hoy todavía estamos doloridos, hoy todavía tenemos muchas lágrimas furtivas, que se escapan mientras vemos las noticias o leemos el periódico, pero seguro que llegará algún once de marzo en el que la solidaridad y la colaboración entre los pueblos, la misma que hoy todavía está tan presente, habrá conseguido acabar con el terrorismo. Sólo por verlo merece la pena hacer el esfuerzo de seguir viviendo. Aunque duela, debemos seguir adelante y no permitir que nadie nos pare. Ése será el mejor regalo para los que no volverán, pero sobre todo para los que siguen con nosotros. Con nuestro apoyo, con nuestra solidaridad estoy segura de que más tarde o más temprano podrán ver el final del terrorismo. Y aunque nunca será lo suficientemente temprano tampoco será demasiado tarde.

LAS RAZONES DEL CAMBIO

Los corresponsales en España de algunos diarios internacionales deben considerar a los españoles poco menos que imbéciles. Casi tanto como nos consideran el Gobierno en funciones y sus partidarios. Ahora resulta que la única razón por la que el PP ha perdido las elecciones ha sido por el brutal atentado de Madrid.
Y digo que las ha perdido el PP porque estoy convencida de que la mayoría del PSOE se debe a los múltiples errores cometidos por el Gobierno de Aznar en esta última legislatura. Bueno, a sus errores y al cabreo que han producido en los ciudadanos.
Considerar que a estas alturas de la democracia los españoles no somos lo suficientemente maduros para votar sin dejarnos influir por el terrorismo venga de donde venga es poner en duda la propia madurez de nuestra democracia.
Seamos serios. Hace meses que los españoles estamos hartos de la política llevada a cabo por el PP durante estos últimos cuatro años. Una política del “aquí mando yo” y “porque me da la gana” en la que ha sobrado arrogancia y han faltado diálogo y explicaciones, especialmente explicaciones.
Puede que las encuestas preelectorales dieran la victoria a Rajoy, pero hasta donde yo sé, los sondeos previos a las elecciones no suelen acertar demasiado. Considerarlos ahora como la única prueba para desacreditar la mayoría conseguida por el PSOE es ignorar todos los avisos previos. Y hay muchos: las manifestaciones, no sólo contra la invasión de Irak, también a causa del “Prestige”, de las leyes educativas, del empleo precario, del plan hidrológico nacional, de la falta de recursos para la ciencia. Por no hablar de las quejas más habituales que se pueden oír en un mercado, en una facultad o en un bar: el precio excesivo de la vivienda, la manipulación informativa, la subida de los precios, la dificultad para encontrar empleo y la precariedad de éste. ¿Más? Por supuesto que hay más: el Yak 42, la marcha de empresas a otro países, la falta de recursos para la cultura (y no me refiero sólo al cine), los malos tratos, las clases de religión, el asesinato de Couso, el servilismo ante los Estados Unidos y la consiguiente separación de los aliados europeos… Son muchos motivos para desear un cambio de Gobierno sin necesidad de que 201 muertos y miles de heridos vengan a recordarnos la ilegalidad y el peligro de la invasión de Irak.
Puede que el PP haya hecho algunas cosas bien. Pero nadie puede negar que ha hecho demasiadas mal. Y además ha sido incapaz de reconocerlo y de dar la cara ante los ciudadanos. Sólo por eso se merecía perder las elecciones.
Y si a todo eso le sumamos un salvaje atentado que casi con seguridad no se hubiera producido si el Gobierno español no hubiera apoyado la invasión de Irak. Pues tenemos una derrota conseguida a pulso, con esfuerzo, paso a paso.
Que no se equivoque nadie. Lo sucedido en España desde que el jueves a las 7:39 horas se desatara el infierno en Madrid hasta que el domingo a medianoche el PSOE consiguiera una mayoría simple, ha sido la gota que ha colmado el vaso. Una gota que tristemente ha sido de sangre, pero que ha acabado por desbordar a un país que estaba bastante harto de las burlas y los desplantes de un Gobierno que se ha pasado la democracia por el forro durante los últimos cuatro años. Pretender ahora minimizar sus culpas y desprestigiar su derrota es más de lo mismo.

TODOS CON MADRID

CON LAS VÍCTIMAS
CON LA CONSTITUCIÓN
CONTRA EL TERRORISMO
HOY TODOS LA LA MANIFESTACIÓN

NO AL TERRORISMO

ESTE BLOG ESTÁ HOY DE LUTO

PROPAGANDAS Y PARTIDOS

El lunes me llegó por fin la propaganda electoral. Y, cosa extraña, decidí echarle un vistazo. Nunca antes me había molestado en leerla. Lo cierto es que estaba un poco vaga y no me apetecía subir a mi cuarto a buscar el libro que me estoy leyendo actualmente. El caso es que allí estaban los cuatro sobres llenos de promesas. O al menos eso pensaba yo antes de abrirlos y encontrarme únicamente con cartas de los candidatos. Yo creía que la propaganda electoral consistía en mandar un programa con las mentiras que el partido en cuestión pretende hacernos creer durante estos quince días.
Vamos, que me decepcionó bastante. En el segundo anuncio de CSI ya me había quedado sin lectura. Así que me dediqué a examinar los partidos que se presentan al Senado por la provincia de Segovia. Es curioso, pero no se limitan al PP, PSOE e IU. En realidad hay 13 más. Y vaya 13.
Al menos tres son sucesores de la Falange. Sí, ya sabéis. El “partido” de cuyo ideario se apropio Franco después de la Guerra Civil. El partido único, el sindicato único, los brazos en alto y toda esa parafernalia. Aunque según tengo entendido, los falangistas de verdad no soportaban al dictador. El caso es que por Segovia se presentan al menos tres partidos relacionados con la Falange. Lo que no sé es si alguno de los candidatos es del pueblo donde yo vivo, porque por aquí todavía se puede uno encontrar el yugo y las flechas en lugares públicos. Y la mayoría no quiere que sean eliminados porque lo consideran algo histórico…
Pero todavía hay más partidos. Entre ellos dos o tres que llevan en su nombre el adjetivo carlista. Y ésos si que son históricos. ¿Alguien recuerda algo de las guerras carlistas? La verdad es que a mí se me ha olvidado casi todo. Creo que tiene algo de relación con los fueros que se les concedieron al País Vasco y Navarra. Aunque no le tengo muy claro.
Tampoco tengo muy claro como es posible que haya tantos partidos socialistas. En concreto tres, además del de ZP, en cuyo nombre aparece dicho calificativo.
Pero hay más: partidos humanistas, en blanco, verdes, demócratas, comunistas. Y uno que se llama “Familia y Vida”. Incluso, para aquellos que no lo sabíais, también en Castilla y León tenemos nacionalistas. Tierra Comunera- Partido Nacionalista Castellano. Toma ya. Aunque no es el único. Al fin y al cabo es la región más grande de Europa. También hay un partido leonesista. Aunque en ese caso, más que por la separación, yo creo que aboga por descentralizar la Comunidad de Castilla y León.
Es curioso que tengamos que esperar a recibir las papeletas de voto para descubrir que en España hay cientos de formaciones políticas y, a la hora de la verdad, todo sea cuestión de dos partidos.
¿Y el resto? ¿Qué hacen cuando no están en campaña? ¿De qué viven? ¿Tienen afiliados? Aparentemente no muchos, porque casi todos ellos presentan un único candidato. Así que no creo que lleguen ni al Senado. Lo cual, en algunos casos, me parece que es una suerte. Y no miro a nadie. Supongo que se beneficiaran de los votos de aquellos, que no queriendo renunciar a su derecho a votar, no estén de acuerdo con ninguna de las opciones mayoritarias. Habrá que echar un vistazo a los periódicos del lunes, a ver cuantos votos consiguen. Suponiendo que consigan alguno.

MI PELEA CON HACIENDA (III)

Bueno, ya casi lo conseguí. Ya tengo mi declaración, o mejor dicho, el impreso 104 de devolución rápida, ensobrado y listo para enviar.
Pero me ha costado. Esta mañana por fin he ido a la Delegación de Hacienda de mi provincia. Después de guardar cola en información una señorita muy amable me ha indicado donde tengo que presentar mi declaración. Nueva cola.
Tras diez minutos de espera me atiende un señor que me pregunta mis datos. Le explico mi situación y después de rellenar algunas casillas me pide mi número de cuenta. Lástima, no me lo sé. Me sé el de mi móvil, el DNI, el número secreto de mis dos tarjetas, el PIN de mi teléfono y el de mi padre, el número de casa, el de algunas amigas, el de mi hermano y poco a poco me estoy aprendiendo el de la tarjeta del plus. Pero no me sé el de mi cuenta bancaria. No importa, porque además necesito las etiquetas. “Exacto”, pensé, “es lo que he venido buscando”. Nueva visita a la chica de información.
“En la mesa del fondo te las dan”. Pero resulta que la señorita de la mesa del fondo se ha ido a tomar el café después de atender al chico que estaba delante de mí. Vamos, es lo que he pensado cuando la he visto salir con el abrigo puesto y encendiendo un cigarrillo. ¡Genial!
Me acercó a otro mostrador e intentó llamar la atención de otra señorita. Ni caso. Se acerca mi padre y yo vuelvo a llamar a la señorita en cuestión. Esta vez repara en mí. Le digo lo que quiero y tras teclear en su ordenador se pone a hablar con un compañero. Aclaradas sus dudas sigue con mi asunto. “No estás dada de alta”. “Eso ya lo sé, por eso he venido a por las etiquetas”. Me da un impreso que tengo que rellenar y nuevo paseo hasta la mesa de otra señorita. Me explica que necesita una fotocopia del DNI. De nuevo a la chica de información a hacer la fotocopias. Vuelta a la señorita de antes. En mi mano se van acumulando los impresos, el boli, el DNI…Y empiezo a arrepentirme de mi decisión.
Finalmente y tras descubrir que vivo en un pueblo que no figura en los registros de Hacienda (¡toma ya!) consigo mis etiquetas, mis impresos y un sobre para enviarlo todo. Sólo espero que después de tanto jaleo me sirva para algo. De momento para saber que tengo que hacer la próxima vez y para escribir un articulito. Espero no haberos aburrido demasiado, pero así os hacéis una idea de mi humor cuando he salido de allí. ¡Si Larra levantara la cabeza…!

1908-2004

Casi 100 años, 96 para ser exactos, han pasado desde que 129 mujeres se encerraron para pedir igualdad de derechos con los hombres. ¿Qué consiguieron? Morir por una causa que aún las necesita. Sí, porque 96 años después las mujeres siguen teniendo menos derechos que los hombres en materia laboral (y en otras muchas, para qué vamos a engañarnos).
Hoy en día se reconoce que ante igual trabajo, la mujer cobra mucho menos que sus compañeros varones. Eso por no hablar del esfuerzo que supone tener que demostrar todos los días que estamos igual, o incluso más, capacitadas que los hombres.
Y lo peor de todo es que esto es consecuencia de la creencia, errónea, de que la mujer es el sexo débil. ¡Ja! La mujer no es el sexo débil, es el sexo infravalorado.
Porque seamos serios. Si somos tan débiles ¿por qué resulta que los hombres se quejan en cuanto parece que les duele algo y las mujeres hemos tenido que soportar durante siglos unos dolores que los médicos, sabios ellos, pretendían que no existían? Sí, por supuesto, hablo de los dolores menstruales, negados por la medicina hasta que se nos permitió ejercerla a las mujeres.
Eso por no hablar de otros detalles incongruentes. Se considera que una mujer es peor trabajadora porque además de ejercer su labor profesional se presupone que tiene que cuidar del marido, de los hijos y de la casa. Es evidente que eso de debe a que el marido es un completo inútil, incapaz de resistir más allá de la jornada laboral. Además de un irresponsable, que se conforma con poner la semillita… ¡y el apellido! Eso que no falte. Y el muy imbécil ni siquiera tiene la absoluta seguridad de que es suyo.
Sin embargo, a mí me parece que una persona que se preocupa de tantas cosas y las hace bien, realmente tiene que ser buena trabajadora, responsable y perfectamente capaz de realizar su trabajo. Vamos, lo que durante años se ha conocido como “superwoman”. ¡Joder!, si ni siquiera superman era capaz de salvar al mundo, ligarse a la chica y escribir un artículo al mismo tiempo. Y eso que tenía superpoderes. Pero una mujer sí.
Así que, por favor, dejémonos de machismos decimonónicos. La única diferencia entre el hombre y la mujer es que nosotras estamos biológicamente capacitadas para tener hijos. Nada más. Podemos trabajar en las mismas condiciones que un hombre o incluso mejores. No hay razón, pues, para que cobremos menos. ¿O necesitamos una tercera guerra mundial para demostrar que con los hombres (y algunas mujeres) en el frente el mundo sigue girando igual de bien?
En cualquier caso, yo tengo el convencimiento de que tarde o temprano las mujeres llegaremos a gobernar el mundo. De momento ya son más las universitarias que los universitarios. Y no olvidéis que también son más las viudas que los viudos. La supervivencia del más fuerte le llaman a eso.

ENCUESTAS Y SONDEOS

Lo reconozco, no tengo mucho cariño a las encuestas. Las considero un mal absolutamente innecesario. Quizá se deba a que lo único más o menos en común que tuvimos durante los cuatro años de carrera fueron precisamente las encuestas. Ignoro por qué, pero todos los cursos había alguna asignatura que entre sus múltiples temas incluía las encuestas. Además, yo me he pasado dos veranos dedicada a hacérselas a los turistas. Un horror.
El caso es que llevamos unas semanas que con esto de la campaña electoral no hay día en que no aparezca el resultado de algún sondeo realizado por un medio de comunicación. Y todos, por supuesto, sobre lo mismo: el resultado de las elecciones. ¿Es que resulta tan difícil esperar al 14 de marzo, casi al quince, para saber quién será el próximo presidente del Gobierno?
Yo reconozco que no sería capaz de contestar en serio a una de esas encuestas. Mi voto es asunto mío, no de las empresas de sondeos. Y si las elecciones son el 14 de marzo pues habrá que esperar hasta que ese día para conocer los resultados. ¿De qué sirve intentar conocerlos? ¿Para vender más periódicos, para decidir a los indecisos, para acojonar al partido que no salga vencedor? En el fondo no son más que uno de los muchos “muevedineros” que hay hoy en día por el mundo.
Con lo emocionante que es la noche electoral, cuando empiezan a conocerse los resultados… y vas descubriendo que ni una puñetera encuesta ha dado en el clavo.
Además, está el aspecto de la fiabilidad. Porque una cosa es que la gente mienta descaradamente cuando el joven o la joven de turno llame a su casa y se ponga a hacer preguntas sobre intenciones de voto y simpatías hacia los políticos de uno u otro partido. Y otra cosa es que pretendan saber quién va a ser el próximo partido que gobierne en España preguntando a 1.500 personas. Vamos, me parece un poco pillado por los pelos. Tal vez porque en España somos varios millones los que tenemos derecho a votar. Y hay más partidos que el PP y el PSOE. Si no recuerdo mal, creo que son unos ochocientos los que se presentan entre el congreso y el senado. Casi nada.
Así que por favor, que bastante tenemos ya con la dichosa campaña para que encima todos los medios de comunicación se empeñen en contarnos quién será el próximo partido que gobernará en España según el sondeo de opinión realizado para ellos por cualquiera de las empresas del sector. Si en el fondo, a nadie le interesa. Bueno, sí, a los políticos. Pero como a ellos no les interesan nuestros problemas, pues estamos en paz. O lo estaremos… cuando se acabe la campaña.

MI PELEA CON HACIENDA (II)

Aquí sigo, todavía mosqueada por mis problemas con Hacienda. Cabezota que es una, sigo empeñada en hacer la declaración para devoluciones rápidas.
Ayer, jueves, conseguí hablar con alguien, una persona de verdad, que me explicó cómo conseguir el formulario 104, el de la devolución rápida. Así que por la tarde me metí en internet y lo encontré. O algo parecido porque por más que mi ordenador se empeñara en mostrar el mensaje de “listo” en la pantalla no se veía nada. Así que seguí buscando e indagando hasta que descubrí que necesitaba el programa Acrobat. Tras la hora y pico que tardó el ordenador en bajarse el programita de marras (cosas de la tarifa plana y las nuevas tecnologías que llegan a “toda España”), al final conseguí ver e imprimir el dichoso formulario.
La verdad es que así por encima no parece nada peligroso, vamos, las preguntas son facilitas: el nombre, la dirección, algún dato sobre economía increíblemente fácil, la famosa crucecita para la Iglesia (que no pienso rellenar) y poco más.
Sin embargo, hay un espacio en el que hay que poner las etiquetas que Hacienda envía a los contribuyentes al inicio de la campaña y claro, yo ésas no las tengo. Así que está mañana he llamado al número en el que supuestamente se pueden pedir y resulta que a mí no me las pueden mandar porque no figuro en sus datos. Sí, ya sé que es genial no figurar en los datos de Hacienda, pero yo me siento discriminada. A ver, ¿no resulta que Hacienda somos todos? entonces, ¿por qué yo no estoy? Toda la vida creyendo que la agencia tributaria era el ente conocido más poderoso, la que lo sabía todo de todos y resulta que yo no figuro en sus datos.
De todas formas, lo que realmente me fastidia es tener que ir a Segovia sólo para conseguir unas etiquetas, ahora que estos trámites se pueden hacer por internet y por correo, casi sin moverse de casa, a mí me toca desplazarme 60 kilómetros. Claro, que si no fuera porque el próximo lunes tengo que ir a Segovia, creo que renunciaba a la indescriptible experiencia de presentar la declaración por primera vez. Aunque, en el fondo lo reconozco, me hace ilusión realizar trámites de este tipo. Es como ser más adulta, más independiente. Y hacerlo en un país en el que irse de casa es casi imposible porque los sueldos (para los que tengan la suerte de cobrarlos) son bajísimos, pues hace casi más ilusión. Además, ¡qué porras! No está la cosa como para regalar el dinero y si yo tengo derecho a que me lo devuelvan, pues ese dinerito más que tengo para ahorrar y comprarme un sitio debajo de un puente de aquí a unos veinte años.

MI PELEA CON HACIENDA

Da la casualidad de que además de en campaña electoral, los españoles estamos ahora mismo inmersos en la campaña de la declaración de la renta. Cosas de la vida.
El caso es que recibí el otro día, junto con la nómina de la última sustitución que he hecho en correos, un papelito donde figuran mis ingresos y las retenciones correspondientes. Lo cierto es que con entender mi nombre y lo de los ingresos ya me considero satisfecha, porque el resto de la jerga económica me resulta incomprensible. En cualquier caso, decidí archivarlo con el resto de los papeles bancarios que me suelen enviar cada mes sobre el estado de mi economía.
Sin embargo, al día siguiente vi un encantador anuncio de Hacienda que hablaba de los plazos de las devoluciones rápidas. Lo que llamó mi atención fue la frase mágica: declaraciones no obligatorias. ¡Guau! Esa es la mía, me dije, yo no llego al máximo necesario. Y ahí empezó todo.
Primero busqué en internet, en la página de la Hacienda tributaria. Pero tienes que tener algún tipo de documentación que te permita usar la red para hacer la declaración. O al menos eso me pareció entender porque entre tanto tipo de formulario no logré enterarme de mucho.
Esta mañana he decidido llamar directamente a la delegación de Segovia, a ver si me informaban. Ingenua de mí, ahora resulta que no te informan, te vuelven loca. Empiezan pidiéndote que si quieres que te hablen en castellano pulses 1. Así que pulsé 1. Y a partir de ahí el caos: “si quiere recibir el impreso no sé qué, pulse 1, si quiere recibir el otro pulse 2, si quiere…Me quedé paralizada, sin saber si lo que yo quería encajaba en alguna de aquellas ofertas. Hasta que el tipo me pidió por favor que escogiera una de ellas. Pulsé 1. Ojalá no lo hubiera hecho porque el discurso que siguió fue incomprensible para mis ya machacadas neuronas. Aunque entendí, o creí entender, que para hacer la declaración, antes tenía que haber recibido una carta de hacienda informándome de ello. Y claro, yo no he recibido tal cosa. Es la primera vez en mi vida que trabajo y que cotizo y que me planteo siquiera hacer la declaración. Así que difícilmente puedo recibir semejante carta.
Pero como soy muy cabezota y además esta tarde en el periódico venía algo más de información (¿ves Jorge, para qué sirve la prensa?), he decidido volver a llamar mañana a ver si me entero de algo y puedo conseguir que me devuelvan mi dinero si efectivamente me corresponde que lo hagan.
Por el camino, eso sí, me ha dado por pensar que entre las promesas electorales podrían incluir la de una asignatura nueva, llamémosla “Vida práctica”, en la que enseñen cosas tan tontas como saber cuando y de qué manera hacer la declaración, la firma de contratos laborales, incluyendo su tipología y características de cada uno, cómo leer los contratos de compraventa de bienes o de contratación de servicios, especialmente bancarios, las facturas del agua, de la luz, del teléfono, del gas…, derechos de los consumidores, cuándo y cómo apuntarse al paro y para qué sirve. Vamos, ese tipo de cosas con la que una se da de narices cuando acaba de estudiar y se enfrenta a una realidad de la que, por alguna razón, nadie le ha hablado.
Puede que a algunos os parezca ingenuo, pero sé de bastante gente para la que eso del paro y de la seguridad social y de hacienda es un auténtico misterio. Y a mí personalmente me parece mucho más importante saber esas cosas, a las que a fin y al cabo todos vamos a enfrentarnos alguna vez, que conocer la vida y obra de los santos cristianos. Al fin y al cabo, ellos no cotizaron.

Y SIGUEN LOS MUERTOS

De nuevo hay dos atentados han segado la vida a decenas de personas en Irak. Hace ya meses que Bush dio por terminada una guerra que nunca fue tal, sino un vulgar y sangriento robo a mano armada. Sin embargo, en Irak sigue muriendo gente en lo que ahora es una terrible guerra civil. Y todo porque un cretino quería robar petróleo.
Es cierto que cabrearse no sirve de nada, ni en este caso ni en otros que nos pillan más cerca, pero yo no puedo evitarlo.
No hay día en que no llegue una noticia sangrienta desde Irak: atentados y más atentados, muertos y más muertos. Yo no dudo de que Sadam Hussein sea un asesino y un dictador y todo lo que quieran, pero el trío de las Azores deberían haberse dedicado a buscar energías alternativas antes de meterse en un país al que nadie les había llamado sólo para enredar las cosas y conseguir exacerbar aun más el odio latente entre sus distintos grupos religiosos.
¿De verdad se creía Bush que le iban a recibir como a un libertador? Sí, claro, es lo suficientemente estúpido como para eso, de ello no hay duda. Siempre he pensado, y creo que lo he dicho en alguna otra ocasión en este mismo sitio, que si los irakíes hubieran querido librarse de Sadam lo habrían hecho igual que lo hicieron otros antes que ellos, o igual que lo han hecho los haitianos con Aristide. Pero al presidente de los Estados Unidos le daba igual la situación política de Irak, si hubiera sido una democracia ya se habrían encargado él y sus asesores de que dejara de serlo para poder entrar allí a lo que realmente entraron, a robar petróleo. Y si los irakíes se matan entre ellos, bueno, menos con los que repartir el botín.
Y así seguimos, hace casi un año que empezó la invasión y en Irak las cosas están cada día un poco peor. Mientras tanto, en Occidente, los tres de la Azores, a lo suyo, como si no fueran directamente responsables de cada una de las muertes que se han producido en aquel país desde aquel fatídico 20 de marzo en que las tropas estadounidenses empezaron a atacar. Confío en que algún día la historia y, sobre todo, el Tribunal Penal Internacional de La Haya le haga pagar una por una por todas esas muertes. Porque ellos, igual que Sadam Hussein, deberían estar en la cárcel por los delios cometidos contra el pueblo irakí, que es el que está pagando por todos. Y con el precio más alto, con su sangre.
Y todo porque un cretino descerebrado quería robar petróleo.

EL TESORO DE PETER JACKSON

Que conste que no he visto la ceremonia de los Óscars, entre otras cosas porque no tengo Canal+. Además, tengo entendido que ha sido un tostón. Sin embargo, ayer no paré hasta que me enteré de los premios y debo reconocer que me alegré mucho al saber que “El señor de los Anillos: El retorno del Rey” se había llevado los once a los que aspiraba. Me alegré también por Sean Penn y Tim Robbins, no porque haya visto la película (en mi pueblo no hay cine), sino porque son dos actores geniales que me encantan. De todas formas espero poder ver pronto la peli.
Para ser sincera, debo admitir que tenía la casi total seguridad de que le darían el premio a “El Señor de los Anillos” (como casi todo el mundo), más que nada porque después de haber sido candidata con las dos partes anteriores era lógico que se lo dieran con la tercera como un premio a toda la película, a las más de seis horas de cine del bueno que constituye toda la trilogía.
Soy consciente de que hay gente a la que no le ha gustado y de que otros la han criticado por ser una superproducción. Pero a ver quién de los que se ha leído el libro se cree capaz de hacer su versión cinematográfica con cuatro duros. Es imposible. Un libro como “El Señor de los Anillos” no puede ser una peliculita del tres al cuarto, o se hace bien o mejor no hacerla. Y hay que reconocer que está bien echa. La última parte sobre todo. A mí se me pasó en un plis, y dura más de tres horas. Casi una vergüenza, con todas las ganas que tenía de verla desde que vi la segunda parte.
Hay que ser un gran director para ser capaz de crear un mundo como el imaginado por Tolkien y darle vida. Y Peter Jackson, mal que les pese a algunos, lo ha hecho. Puede que se haya saltado cosas, que no haya sido puntillosamente fiel al texto, pero cualquiera que haya leído el libro puede reconocerlo perfectamente en la película, desde las casas de los hobbits hasta los ents, pasando por el fantástico Gollum e incluyendo a todos y a cada uno de los personajes restantes, los decorados, las batallas…
Peter Jackson y el equipo completo de “El Señor de los Anillos” se han ganado con creces cada uno de los 17 Oscars que han obtenido con la trilogía aunque sólo sea por el empeño que ha puesto durante los siete años que le ha costado llevarla a buen puerto. Pero es que además, lo ha hecho bien. Y creo que nadie puede negar eso.
De momento, yo estoy ahorrando para comprarme las tres películas cuando las saquen todas juntas en un formato especial y verlas de una tacada. Voy a disfrutar como una enana con ese tesoro que Peter Jackson ha puesto a nuestra disposición.

PROMESAS, PROMESAS

Por fin empezó la campaña. Y digo por fin porque después de todos los meses en que hemos estado soportando la precampaña, ahora sabemos que se acerca el final de toda esa sarta de mentiras a las que se llama promesas electorales.
Y es que hay que fastidiarse la de cosas que puede hacer un político cuando todavía no gobierna o cuando lo ha hecho y se acercan de nuevo las elecciones. Yo me pregunto de dónde va a salir el dinero para construir tanta casa de protección oficial y para pagar tantos ordenadores y tantas mejoras en la sanidad pública. Sí, es evidente, de nuestros impuestos. Aunque no sé de cuáles porque también prometen que nos les van a bajar.
De todas formas a mí lo que me tiene con la mosca detrás de a oreja es la promesa de más militares y de más Fuerzas de Seguridad del Estado. Porque lo del dinero, bueno, todos sabemos que al final pagamos los mismos y los beneficios se los llevan los mismos. Pero los militares y los guardias civiles y los policías, ésos son personas. No salen de una fábrica como si fueran los clones de la Guerra de las Galaxias. Si yo, que estoy en paro, no he considerado siquiera la posibilidad de meterme en el ejército o en la Policía, ni por desesperación, ¿qué les hace pensar que voy a cambiar de opinión sólo porque ellos hagan promesas absurdas? Vamos, ni yo ni miles como yo.
El Ministerio de Defensa lleva años intentando convencer a los jóvenes españoles de lo maravilloso que es el Ejército y cada año les toca reconocer que la campaña no ha tenido éxito y se ha reclutado menos de lo esperado. Vamos, que poco a poco se pone a la par con la Iglesia en eso de conseguir personal. Pero ahí siguen, prometiendo más efectivos para todos los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. ¿Y de dónde los van a sacar? ¿De la cárcel? De momento, los inmigrantes que lo deseen ya pueden apuntarse, igualito que en Estados Unidos, mira tú por dónde, que resulta que hasta marines no nacionalizados han muerto en la invasión de Irak. A mí me parece genial, si la gente no tiene trabajo y así ganan para vivir y les gusta, estupendo. Lo que me subleva es que hagan promesas que todos sabemos que no van a cumplir porque da la puñetera casualidad que no dependen de ellos sino de nosotros.
Un político puede aprobar la construcción de carreteras o de nuevos hospitales (que pagamos nosotros, que conste), o nuevas leyes que mejoren determinados aspectos de la sociedad, pero no pueden prometer que miles de personas van a solicitar el ingreso voluntario en el Ejército o en la Guardia Civil porque eso es una decisión personal de cada uno. Por mucho que se decidan a aumentar el cupo de los admitidos para un año, si no hay candidatos, no hay cupo que valga. Ni promesas que se cumplan.
En cualquier caso, tampoco creo que les afecte mucho, ni a ellos ni a nosotros, porque a estas alturas todos sabemos que lo prometido durante una campaña electoral es todo mentira.

POTTER, HARRY POTTER

Lo reconozco, debo ser una de las pocas españolas que todavía no se ha leído ningún libro de Harry Potter. Ni siquiera he ido a ver las películas. Y no creo que vaya. Es curioso, en este caso el poder de la publicidad está obrando sobre mí efectos contrarios a los deseados. Cuanto más me hablan del dichoso mago, menos ganas tengo de leerlo. Y lo extraño es que objetivamente hablando no tengo nada contra él, es más, me encantan las historias sobre magos y hechizos y esas cosas (creo que es evidente, dado el nombre del blog).
Creo que el problema radica directamente en la publicidad. Nunca me ha gustado someterme a los dictados del mercado. Cuando algo se empieza a llevar de forma masiva, yo me niego a hacerlo. Sólo en cuestiones de índole práctica, el móvil por ejemplo, o de afición previa, “El Señor de los Anillos”, soy capaz de someterme a los dictados de los medios.
Yo no había oído hablar de Harry Potter hasta que se convirtió en un fenómeno de masas, soy demasiado mayor para interesarme por las últimas novedades en literatura infantil. Así que el tema me pilló tan de sorpresa y tan a lo bestia como si fuera una ola, igualito. De repente, el niño mago de las gafitas estaba en todos lados. Así que hice lo de siempre, me resistí. Quizá si lo hubiera descubierto por mi cuenta ahora tendría todos los libros, pero hacerlo por órdenes del mercado y de la moda, pues no.
Y que conste que me parece genial que un niño de ocho años sea capaz de leerse un libro de novecientas páginas, sobre todo si está bien escrito y detrás de ése va otro. Lo malo es cuando sólo se leen a Harry Potter. Pero yo soy de las que pienso, que leer siempre es sano. Bueno, con excepciones. Leer “Mi lucha” o cualquier otro libro semejante no es bueno para nadie. Sin embargo, y por lo general, todos los libros enseñan algo, aunque sea a escribir de forma correcta. Si además contribuyen al enriquecimiento cultural de los niños, pues aun mejor. Siempre será más positivo Harry Potter que la Play Station o “Salsa Rosa”. Al fin y al cabo, la mayor parte de las mujeres de este país se aficionaron a la lectura gracias a las novelas de Jazmín y a Corín Tellado. Y son las que más leen. Si empezar con Harry Potter consigue que los niños acaben leyendo a Dumas o a Stendhal, bienvenidos sean JK Rowling y su niño mago. Y el poder de los medios, que a veces hasta sirven para algo.

¡AUPA Mª JOSÉ!

En el número de ayer de mi periódico habitual viene, como todos los lunes, un suplemento especial de deportes. Generalmente, lo único que miro de dicho suplemento son los faldones inferiores, que es donde vienen ofertas de trabajo y anuncios de cursos.
Sin embargo, cuando por la mañana bajaba al trabajo oí que una esquiadora española, Mª José Rienda, había quedado segunda en alguna prueba que en ese momento no entendí. “Es igual”, me dije, “lo miraré en el periódico”. Yo, ingenuamente, suponía que cuando una esquiadora española queda segunda en cualquier prueba es como para que venga en el periódico.
Pero no, allí estaba yo a mediodía buscando en el suplemento de deportes y no venía nada. Bueno, sí: seis líneas y foto en una columna. Un espacio mínimo. Al fin y al cabo, todos sabemos que el esquí es un deporte que se practica mucho y en el que los españoles ganan tantos premios que ya ni siquiera vale la pena ir a los campeonatos, no vaya a ser que dejemos en ridículo al resto de los países.
El esquí no es como el fútbol, ya sabéis ese deporte tan complicado en el que 22 jugadores divididos en dos equipos pelean por meter un elemento esférico en un lugar denominado portería. Quizá hayáis oído hablar de él. Es tan poco conocido y lo práctica tan poca gente que al Gobierno y a los medios de comunicación les interesa mucho darlo a conocer. Tal vez por eso en el suplemento de deportes del periódico le dedican exactamente 10 páginas, de 16 de que consta el mencionado suplemento. Del resto, una va a publicidad, otra a atletismo, dos a balonmano, la última a una especies de miscelánea (es donde aparece Mª José Rienda) y luego está la portada.
No sé a vosotros, pero a mí me parece vergonzoso. Una joven española está clasificada en segunda posición en la General de la Copa del Mundo de Esquí y los medios de comunicación pasan por encima de ello como si nada. Y luego nos cuentan cada pijadita del inglés ese de la coleta que ha fichado el Real Madrid. Como si fuera algo importante…
Sí, ya lo sé, es que el fútbol mueve mucho dinero. Bueno, también las guerras y el comercio de armas. Y creo que todos viviríamos mejor sin ellas. El hecho de que una actividad mueva mucho dinero no es razón para obviar los méritos de otras personas en otras disciplinas deportivas. Al fin y al cabo, la liga moverá mucho dinero, pero la Selección Española de Fútbol, ganar, lo que se dice ganar, desde los Juegos de Barcelona sólo gana el dinero que le pagamos los españolitos para que vivan bien. Teniendo en cuenta toda la parafernalia que mueven alrededor y todo el bombo que reciben de los medios, ya podrían esmerarse un poquito más o renunciar a su sueldo en favor de otras disciplinas que con menos apoyos y menos publicidad al menos consiguen triunfos.
En cualquier caso, recordad este nombre: Mª José Rienda, seguro que el día que gane una medalla se convierte en la protagonista de todas las portadas. Que sea pronto.

ADIÓS, “PIRATA”

Fue hace una semana cuando mi madre me dio la noticia: “Se ha muerto Pantani”. Al principio, lo reconozco, me costó identificarle. Hace mucho que no sigo el ciclismo. Desde que hace años hacía apuestas con mi hermano y nos repartíamos el pelotón, cada uno una parte de los corredores, cuyas victorias eran las nuestras. Luego, a medida que mis horarios se volvían incompatibles con los horarios de las retransmisiones perdí el interés. Más aun cuando empezaron los casos de dopaje y las acusaciones.
Precisamente han sido estas últimas las que han acabado con “El Pirata”, las que le han llevado a la autodestrucción. Un hombre que lo fue todo y que al final de su vida se encontraba solo, totalmente solo. Me parece, además de triste, terriblemente vergonzoso.
Yo no sé si Pantani se dopaba. Lo cierto es que nunca lo creí, ni de él ni de otros muchos. Les admiraba demasiado para creer algo semejante. Además, ¿qué pasa si lo hacían? No, no estoy defendiendo el dopaje. Se trata de algo más complicado. Cada año, en la presentación de las vueltas largas sus organizadores se enorgullecen de sus dificultades: “más puertos”, “más montaña”, “etapas más largas”. Todo en nombre del espectáculo. Y del dinero. Pero se olvidan de que no van a ser ellos los que suban esos puertos ni corran esas etapas. Van a ser otros hombres, más fuertes, más entrenados, pero hombres al fin y al cabo. ¿Habéis pensado alguna vez lo que puede ser recorrer 150 kilómetros en bicicleta? ¿Y 250? ¿Y hacerlo durante 21 días seguidos? ¿De verdad hay alguien que piense que eso se puede hacer sin ayuda?
Quizá sí, quizá haya gente que pueda, que sean perfectamente capaces de hacerlo. Pero llega un momento en que el espectáculo exige demasiado. Y entonces empiezan los problemas, y las acusaciones, y las muertes.
El fallecimiento de Pantani debería obligar a los estamentos deportivos, a todos, a revisar el porqué del deporte, lo innecesario de aumentar año tras año las dificultades a las que se enfrentan un montón de hombres y mujeres que en muchas ocasiones no reciben ninguna compensación a todos sus esfuerzos. O al menos, no la necesaria. Les seguimos, les idolatramos, pero cuando acaba la temporada nos olvidamos de ellos y cuando cometen un fallo, o alguien insinúa que lo han hecho, nos tiramos a pisotearles y les despojamos incluso de lo que se han ganado con su esfuerzo. De su vida.
Sin embargo, nadie nos quitará a nosotros sus triunfos, sus espectaculares escaladas, sus demarrajes. Los devoramos y luego tiramos los restos. Y buscamos otros ídolos a los que exprimir. Quizá forme parte de la naturaleza humana, pero yo hoy me siento en deuda con Pantani, siento que a pesar de que nunca dudé de él, en cierto modo le debo algo, aunque sea un simple gracias por esas tardes estupendas en que me hizo sufrir y disfrutar con su forma de correr.
Así que desde aquí va mi homenaje a un hombre que lo dio todo y no recibió nada. ¡Gracias Pirata!

TRILLO, “EL BOCAS”

La frase desde luego no tiene desperdicio: “Me hubiera gustado ser Ministro de Defensa hace ocho años para conquistar Perejil”.
Desde luego, la cosa tiene dos explicaciones: o Trillo es gilipollas o bebió demasiado en la cena, porque a estas alturas de la vida soltar una frase semejante no tiene mucho sentido.
Claro, que también puede ser que le haya gustado mucho eso de meterse en guerras a las que nadie le ha llamado y quiere una más antes de retirarse. Ya sabéis, para soltar alguna otra frase lapidaria, como confundir los países sudamericanos cuyos soldados le rinden honores o aquella otra de “Con viento suave de levante…”.
Y es que, ¿a quién se le ocurre? Con las malas relaciones que ha habido últimamente con Marruecos y el tipo hablando de invasiones. Por favor, si hace ocho años no conocía el islote de Perejil ni Karlos Arguiñano. Habría que estar loco para entrar en una guerra por un trozo de roca como ése.
Por supuesto, ahora resulta que la frase se ha sacado de contexto. Como siempre. Igualito que las últimas estupideces de los obispos españoles. Ésas también se han sacado de contexto. Me parece a mí que la que está bastante fuera, no ya de contexto, sino de la realidad, es la derecha española.
Que tal y como está el mundo no se puede estar haciendo bromitas sobre temas serios, y más en el caso de España y Marruecos, que bastante mal andan ya las cosas. Lo que tenían que hacer los políticos españoles es intentar arreglar sus relaciones con los países árabes, que no creo que hayan salido precisamente muy fortalecidas de la invasión de Irak ni del servilismo que mantienen ante los Estados Unidos.
Además, no se puede olvidar que las relaciones, las buenas relaciones, con Marruecos son claves en mucho temas, desde el control de la inmigración ilegal y su terrible coste en vidas humanas, pasando por la pesca en los caladeros marroquíes, o el asunto del Sahara y los campos de refugiados.
Bastantes problemas tiene este país para que la incompetencia de sus políticos o su irresponsabilidad creen más.

LA FAMILIA IDEAL

Parece que España poco a poco va entrando en el siglo XXI, para gran disgusto de la Iglesia y del PP.
La sentencia de un Tribunal de Navarra que ha permitido a una mujer homosexual adoptar a las hijas biológicas de su pareja y por tanto, compartir con ella su custodia y representación legal constituye un avance en los derechos, no sólo de los homosexuales, sino también de todas las mujeres.
Considerar, como hacen el PP y la Iglesia católica, además de otros colectivos conservadores, que familia sólo es la formada por un hombre, una mujer y sus hijos es, no sólo un atraso, sino también una forma de sometimiento de la mujer.
A lo largo de la historia han sido muchas las personas, hombres y mujeres, a los que la muerte o la marcha de su pareja les ha obligado a ejercer la paternidad o la maternidad en solitario. Y hasta ahora no hay pruebas de que ello haya ido en detrimento de la educación o el equilibrio mental de los hijos. Es más, habrá muchas mujeres que tras enviudar o separarse hayan decidido irse a vivir con su madre, y ello no ha representado ningún problema para los hijos. ¿Por qué habría de suponer semejante cosa un daño a los niños?
Es más, actualmente la mujer tiene (al menos en teoría) los mismos derechos que un hombre. Esto quiere decir que los papeles que tradicionalmente se había asignado a los cónyuges en función de su sexo deben desaparecer. Ya no se trata de que el marido trabaje y la mujer cuide de la casa y de los niños. Y si esas diferencias desaparecen, o debieran hacerlo, ¿cuál es la razón por la que los niños necesitan una supuesta figura paterna y otra materna? En mi modesta opinión, absolutamente ninguna.
Lo que verdaderamente importa a la hora de educar a un niño es que sus progenitores le cuiden, le eduquen, le proporcionen confianza en si mismo y cariño. Y no creo que a la hora de dar cariño y educación importe mucho si quien lo hace es hombre o mujer o con quien mantenga relaciones sexuales.
Por otro lado, no hay más que leer los periódicos de las últimas semanas para darse cuenta de que una familia formada por papá, mamá y los niños no siempre es ideal. Hasta donde yo sé, los casos de malos trataos en el seno de la familia, ya sean palizas, asesinatos o abusos sexuales, tienen siempre lugar en esos hogares que algunos consideran perfectos y que están muy lejos de serlo.
Seguir negando la evidencia de que la sociedad está cambiando es un error y pretender que todas las familias se parezcan a la del portal de Belén no es más que un intento de seguir manteniendo a la mujer sometida a los deseos de los hombres y de impedirle crecer como ser humano. Y la equiparación de derechos de los homosexuales a la hora de adoptar niños tiene mucho que ver con la liberación de la mujer y la desaparición de los papeles que tradicionalmente se asociaba a cada miembro de una pareja heterosexual.
En cuanto a la opinión de la Iglesia, deberían plantearse cómo eran las familias en las que crecieron esos miles de curas acusados de abusar de menores en medio planeta. Cuando hayan barrido su casa que se preocupen de las de los demás.